"Publicidad para niños: los efectos nocivos de la seduccion emocional"

Bajo el título "Publicidad para niños: los efectos nocivos de la seducción emocional" daban comienzo, el pasado martes 17 de Abril, las conferencias enmarcadas en el XI Encuentro del Consejo Escolar de la Región de Murcia "Crecer entre pantallas, los medios de comunicación y la educación" en diversos municipios de la Comunidad y en las que está participando el Grupo de Investigación Comunicación y Menores de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universida Católica San Antonio de Murcia.

Esta primera conferencia ha sido impartida en el Museo Arqueológico de Cartagena por la Dra. Beatriz Correyero Ruiz, Profesora de Información en Radio y miembro del grupo. La ponencia, en la que se ha hecho especial hincapié en la relación e influencia entre la publicidad y los niños, ha tratado de dar respuestas a las siguientes preguntas:

- ¿Qué parte de la educación del niño está influida por la publicidad que ha visto?

- ¿Qué tipo de mensajes lanzan los anuncios publicitarios a nuestros hijos?

- ¿Existe algún tipo de protección?

Si tenemos en cuenta que un niño a los 10 años habrá visto, sólo por televisión, más de 600.000 anuncios podemos presuponer que gran parte de su educación estará influida por aquello que ha visto y oído en la pantalla, lo difícil es determinar qué efectos, tanto beneficiosos como perjudiciales, habrá tenido en él el discurso publicitario. Por este motivo, y a partir del análisis los efectos nocivos que la publicidad puede tener en la infancia, la conferencia ha tratado de exponer cuáles son los riesgos de la publicidad dirigida a la infancia: influencia sobre sus valores y aspiraciones, inculcación de valores de los adultos, incitación directa a la compra, contenidos violentos, promoción de una alimentación inadecuada, publicidad engañosa, dependencia del producto, etc.

Para finalizar, la profesora Correyero hizo un especial llamamiento a la vigilancia de las nuevas formas de publicidad para menores que están consiguiento, no sólo disfrazar el discurso publicitario dirigido al público infantil, sino que éste se parezca más a un juego de niños que a una comunicación responsable.