
Escenas sin sentimentalismo, muestran los juegos y actividades de los más pequeños en la calles más abruptas de Nueva York, pero las calles son un mero fondo, una excusa para conseguir captar el momento, el instante perfecto lleno de vivacidad y frescura de los más pequeños intentando no involucrarse en los acontecimientos. De esta forma, Levitt logró inmortalizar momentos únicos de diversión entre los más pequeños como juegos de policías y ladrones, peleas infantiles, niños disfrazándose y hasta hubo tiempo en su obra para los momentos de ternura.
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