No nos extraña ver a niños protagonizando anuncios sobre productos destinados para la infancia, lo que quizás sea todavía más relevante es el uso que las agencias de publicidad hacen de los pequeños para anunciar productos, sobre todo, de utilidad familiar. Ante todo, se trata de utilizar a los menores como un recurso para crear en el adulto la necesidad de compra a raíz de ser interpelado por el niño protagonista del anuncio. En este aspecto algunos teóricos son muy claros y argumentan el uso de este tipo de publicidad de la siguiente forma:
"La publicidad con niño está pensada, sobre todo, para que el menor sea argumento de venta poniendo en el anuncio la chispa inteligente, tierna, humorística o utilitaria, sin que el producto tenga muchas veces que ver especialmente con el propio niño". (M. Alonso Erausquin, 1981).
A continuación les mostramos 2 ejemplos que demuestran el uso que los creativos publicitarios hacen de la figura infantil para vender productos de todo tipo; pero serían miles las historias que nos ha dejado la publicidad a través de los tiempos. Así que nos preguntamos: ¿puede llegar a ser la figura del niño más eficaz y persuasiva que la de un adulto a la hora de vender un coche?, ¿está justificada la presencia del menor en determinados spot para adultos?...
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