Desayuno con...¿porno?

Audrey Hepburn desayunaba con diamantes y más de un madrileño, a día de hoy, también lo desearía. Las asociaciones de espectadores, ya se han cansado de ver pornografía en horario convencional. Algunas son las televisiones locales que apuestan por este tipo de contenidos en su programación, emitidos pasada la medianoche y prolongados hasta la hora del desayuno. Según el periódico digital laverdad.es, eso es lo que se viene denunciando con insistencia desde las agrupaciones de telespectadores; el ejemplo claro lo tenemos en Madrid, Canal 7 ofrece programas porno sin ningún tipo de recato, incluso a primera hora de la mañana, cúando cualquier menor haciendo zapping puede toparse con tal programación.

No hace falta marcharse hasta la capital de España para encontrar un ejemplo parecido, aunque nos alegra decri que Andalucía es otra cosa, gracias a las quejas emitidas por los espectadores ante el Consejo Audiovisual de Andalucía que han conseguido que el Ministerio Fiscal ampare la denuncia a una televisión local por emitir pornografía en horario protegido. Hasta por tres veces desobedeció la televisión granadina la normativa europea que estipula que los programas susceptibles de perjudicar seriamente el desarrollo físico, mental o moral de los menores de edad, sólo pueden emitirse entre las 22:00 y las 06:00 horas.

Ni una, ni dos, ni tres son las televisiones que emiten este tipo de contenidos; Murcia tampoco se queda a la cola porque también tiene entre sus canales en analógico uno que apuesta por la pornografía para rellenar su parrilla de noche, eso sí, estos son un poco más recatados y esperan a las 12 de la madrugada para ofrecer tan grosero espectáculo.

Observando el panorama televisivo podemos recordar que estamos en un país donde al parecer nos preocupan los derechos de los niños, de la mujer...pero de lo que se pregona luego se adolece en la realidad audiovisual. Y a día de hoy no hay ninguna razón que justifique la apuesta en antena de contenidos pornográficos en horario abierto, al igual que tampoco está justificada la pasividad de la autoridad competente para evitar los abusos televisivos.