Si observan los bloques publicitarios de las distintas cadenas de televisión podrán comprobar que los anuncios sobre videojuegos copan la pequeña pantalla, incluso superan con creces al resto de juegos infantiles y más en estas fechas. Basados en las películas de éxito del momento o nuevos mundos creados se abren ante los ojos de la infancia y de los jóvenes, universos de ficción fascinantes que llaman la atención de toda la familia. Estamos ante una nueva forma de diversión atractiva, que puede llegar a ser educativa y hasta formativa siempre que los juegos que se elijan para los menores sean los adecuados para su edad. Lo malo llega cuándo la supervisión de los padres brilla por su ausencia y lo que era simplemente un juego se convierte en una "adicción".Un artículo publicado en el diario QUÉ! nos da a conocer la labor que está desempeñando en Holanda el centro Smith & Johnes que se dedica a tratar a personas que usan los videojuegos durante muchas horas; datos recogidos en esta clínica ponen de manifiesto que el 90% de los casos de adicción responden a lo que ya denominan como un problema social. Aunque el director de la clínica, Keith Bakker va mucho más allá en su análisis: "la principal causa del gran aumento de juego excesivo reside en padres que han fallado en su obligación de cuidar a sus hijos [...]. La mayoría de los síntomas que presentan se pueden resolver con buena comunicación de la de antes, tan pasada de moda". Es más, asegura que a medida que trabajan con estos jóvenes se dan cuenta de que no pueden llamarlo adicción y el problema con los videojuegos es el resultado de la sociedad en la que vivimos.
Adicción o no lo cierto es que cada vez son más los niños o los jóvenes que crean problemas relacionados con el uso de los videojuegos. En la mano de los adultos está que los menores hagan un uso responsable de ese tipo de juegos.
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